El cultivo de
algodón convencional es uno de los mas contaminantes del
planeta, en él se utilizan más del 10% de los pesticidas del mundo y cerca del
25% de los insecticidas mundiales.
Además, el algodón convencional es
blanqueado antes de ser teñido. Para ello se utilizan cloro, peróxido de
hidrógeno, dioxina y formaldehído entre muchos otros compuestos dañinos.
Para
su teñido se utilizan metales pesados como cromo, cobre y zinc todos estos,
altamente contaminantes y de comprobado daño para la piel de las
personas.
Todos estos químicos, después de pasar a nuestra piel una y
otra vez, vuelven al agua y la tierra, provocándole daños muchas veces
irreversibles.
El
algodón orgánico es beneficioso para nuestro medio ambiente y
nuestra salud porque es cultivado y crece en campos de tierra fértil y viva, que
ha estado libre de pesticidas, herbicidas y fertilizantes químicos sintéticos, y
es hilado y producido sin químicos tóxicos.
Además, la
agricultura orgánica respeta los ciclos de la tierra, procurando con ello
mantener un equilibrio y preservando la tierra para usos futuros.
El algodón
orgánico es mucho más suave que el algodón común y permite a la piel una mayor
ventilación y respiración.
Cada vez que usamos productos de algodón
orgánico, disminuimos la posibilidad de presentar reacciones alérgicas, nuestra
piel respira mejor, se siente mejor y contribuimos al cuidado de nuestro
ecosistema.