Como la mayoría de disciplinas del arte callejero, la misión del yarnbombing es decorar y alegrar los espacios públicos para que nuestros ojos se recreen y nuestros corazones se alegren. También hay espacio para el mensaje con contenido social y la denuncia pero es una forma de “intervenir” en plan guerrillero, que no agrede al entorno, que se puede quitar facilmente y que, en definitiva, lo que provoca es una sensación agradable en nuestro cerebro, asaltado por ese arco iris de lanas…
El movimiento artístico “yarnbombing” (o urban knitting ) se creó en Holanda en el 2004. Actualmente, hay muchos grupos de guerrillera/os del ganchillo, haciendo de las suyas por todos los países del mundo…
Tejen que te tejen, oculta/os, como un grupo de resistencia, preparados para plantar cara con sus lanas de colores, ganchillos en ristre…Me encanta el concepto.
Mi abuela tenía obsesión por el ganchillo. Tapetes ( de los que se almidonaban), matelerías, puntillas en las toallas y…aquellos sombreritos que cubrían el papel higiénico ( horrosos, lo siento). Si se paseara por la calle y viera esto, fliparía en colores… ; – )
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